En clase, el profesor, de forma
intuitiva, valora no solo las actuaciones de sus estudiantes
en cada una de las habilidades, sino también su actitud, esfuerzo,
participación, etc. Sin embargo, se trata de transformar esas intuiciones en una
evaluación consistente, a partir de una observación sistemática de lo que
ocurre en clase. Para ello deberemos determinar qué y para qué queremos
evaluar, y con qué instrumentos y criterios (escalas de descriptores) de
evaluación lo hacemos; asimismo se trata de ver cómo relacionaremos este tipo
de evaluación con otras con fórmulas evaluativas (de tipo test, por ejemplo),
con la evaluación sumativa y la autoevaluación de los estudiantes.
Para
culminar esta entrega he seleccionado esta muestra extraída del modulo 4,
llamado La evaluación en el aula como parte integrante del proceso de
docencia-aprendizaje, de la asignatura Evaluación en el aprendizaje de ELE, que
resume los tipo de evaluación que podemos llevar a cabo en el aula.
El docente
evalúa, a menudo de manera muy intuitiva, casi inconsciente, las intervenciones
y aptitudes de sus alumnos, por lo que hay que buscar métodos de evaluación
factibles para calcular la nota del alumno como la evaluación inicial,
evaluación formativa, evaluación sumativa y autoevaluación, tratándose esta
ultima de un tipo de evaluación trascendental para el alumno, e incluso para el propio docente. Como docentes, llevaremos
a cabo una u otra evaluación dependiendo de qué queremos evaluar y el momento, por ello, la evaluación inicial determinará los conocimientos previos
del alumnado, en la formativa observaremos y analizaremos el proceso de
aprendizaje del los mismos, y la sumativa valorará los resultados de todas las
pruebas y medios llevados a cabo a lo largo del curso.
Aquí destacamos la importancia de la autoevaluación tanto
para el alumnado como para el profesor en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para los alumnos es bueno que el profesor les ayude a fijar unos objetivos y criterios
para poder llegar a autoevaluarse, lo ideal es que se establezcan a principio
del curso, lo cual exigirá que el alunado reflexione sobre sus futuras
competencias profesionales durante el curso. Hay alumnos que precisan de esa
guía para poder dar importancia a aspectos que para ellos eran secundarios y
alejados de la exigencia profesional (participar activamente en las clases
dialogando, señalando sus opiniones, cuestionando el trabajo del profesor o de
algunos de sus compañeros, etc.). Las pautas que propone el profesor podrán ser
negociables durante el curso.
Por su parte, es de vital importancia que el
docente se autoevalúe, porque a través de ello, reflexionará sobre las metas propuestas en el
inicio, el camino andado para alcanzarlas y podrá establecer propuestas para mejorar como docente.
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