Según
Kohonen, las dimensiones que marcan el cambio de orientación en el proceso de
docencia, aprendizaje y evaluación son:
– El
paso de las concepciones dominantes en el aprendizaje, fruto de las teorías
conductistas, a las que se derivan de las teorías socio-constructivistas y humanistas.
– El
cambio en las relaciones de poder entre el profesor y los alumnos, que implica
que el primero deja de ser el único distribuidor de conocimiento y de
evaluación del mismo. Y que los
alumnos, como agentes de aprendizaje, tienen una participación activa
tanto en el aprendizaje como en la evaluación.
– El
concepto de conocimiento y de currículo ya no viene dado desde fuera, sino que
se organiza de acuerdo con los intereses
y necesidades del alumnado.
– La
reconsideración de los resultados del aprendizaje, es decir, ya no solo se evalúa el producto (lo
aprendido), sino también el proceso (cómo se ha aprendido).
– El
control del proceso y la motivación se halla en manos del docente y del
alumno, y se focaliza en el aprendizaje con una motivación intrínseca.
– La
evaluación comporta una reflexión sobre
el proceso de aprendizaje y contempla los logros desde el punto de vista del producto y del proceso.
Comienzo esta
segunda entrega de muestras con este fragmento de texto extraído del primer
modulo, llamado Introducción a la evaluación: conceptos básicos, de la
asignatura Evaluación en el aprendizaje de ELE. Esta vez me centraré en el
proceso de evaluación desde mi punto de vista como alumna y futura docente: como
bien señala Kohonen, hay un cambio sustancial en la evaluación, ya no es un
hecho puntual que se realiza al final de cada periodo para contrastar el nivel
de aprendizaje alcanzado, sino un conjunto de procesos que actúan de manera
integrada, que se incluyen, a su vez, en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Enlazado a esto está el papel que desempeñan el docente y el alumnado en el
proceso de evaluación: el profesor debe guiar y evaluar a sus alumnos en todo
momento: participación en el sula, asistencia, trabajos, pruebas, etc. Por su
parte, el alumno debe aprovechar al máximo las fuentes de información y
recursos dentro de su proceso de aprendizaje para su formación y
autoevaluación, reflexionando sobre la efectividad de su propia adquisición de
conocimientos y elaborando estrategias en la construcción de su propio
aprendizaje.
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